AMANECE

Sirenas, claxon, cantos de pajaro.
El sol ya entró por la ventana
calentando los párpados
de un hombre viejo.
Su frente está arrugada,
su cuerpo devaluado
sus ojos tristes
y sus ilusiones muertas.
Junto a su cama,
recuerdos de niñez,
postales de su vida
enmarcadas en azul oscuro.
Necesita el tiempo perdido,
necesita alimentar sus plantas
quiere seguir soñando en Azul.
Quiere seguir viviendo, sólo eso.
En su escritorio, un viejo block de notas,
varios bolígrafos sin tinta,
un pendiente, una fotografía, un collar de oro
y un diminuto cortauñas.
Volvió a escribir tras tanto tiempo
enviando cartas a todos los confines de la Tierra
en forma de avioncitos de papel
que tras dos segundos caen al suelo.
Luego de mojar su largo cabello en el lavabo
abrió el libro por la página
donde lo cerró la última noche:
"No digas que fue un sueño", de Terency.
Cleopatra, Marco Antonio, y ...un anciano.
(Juanfran)
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