sábado, mayo 26, 2007

AMANECE






Sirenas, claxon, cantos de pajaro.


El sol ya entró por la ventana

calentando los párpados

de un hombre viejo.


Su frente está arrugada,

su cuerpo devaluado

sus ojos tristes

y sus ilusiones muertas.



Junto a su cama,

recuerdos de niñez,

postales de su vida

enmarcadas en azul oscuro.


Necesita el tiempo perdido,

necesita alimentar sus plantas

quiere seguir soñando en Azul.


Quiere seguir viviendo, sólo eso.


En su escritorio, un viejo block de notas,

varios bolígrafos sin tinta,

un pendiente, una fotografía, un collar de oro

y un diminuto cortauñas.



Volvió a escribir tras tanto tiempo

enviando cartas a todos los confines de la Tierra

en forma de avioncitos de papel

que tras dos segundos caen al suelo.



Luego de mojar su largo cabello en el lavabo


abrió el libro por la página


donde lo cerró la última noche:


"No digas que fue un sueño", de Terency.


Cleopatra, Marco Antonio, y ...un anciano.



(Juanfran)