sábado, noviembre 25, 2006

PAGINA 1.505





Hoy desempolve un viejo libro.
Estaba enmohecido y agrietado como mi corazón.

Como sin querer, lo abrí por la página 1.505
y encontré varios pétalos de rosa
secos, como mis ojos, ya casi sin lagrimas.
La penúltima brotó entre mis párpados
iniciando el viaje que recorre la mejilla,
precipitándose al vacío y chocando bruscamente, violenta,
contra un viejo pétalo, tanto tiempo a recaudo,
tanto tiempo tan celosamente guardado.
La debilidad del cuerpo acuoso y salado
fue implacable con aquel trozo de la flor.
Aquella que tuvo color de fortaleza, fragancia de pasión
no resistió a romperse en diminutos fragmentos.
Fue el escenario perfecto para ver en un instante
un corazón hecho pedazos por la ausencia.

Cerré el libro, acelerado, angustiado,
pues no me quedan más que unos pocos pétalos.
Esos pocos recuerdos, y la última lágrima.
La reservo escondida como un tesoro
para, cuando igual que el rocío
bañaba una rosa llena de vida,
pueda yo pueda derramarla confundida con las tuyas.
Y al caer sobre la página 1.505
los pétalos retornen rojos, como antes,
como la sangre, como el corazón.


(Juanfran)