Poesía y poco más

miércoles, abril 28, 2010

Entre tu verdad más honda




Entre tu verdad más honda
y yo
me pones siempre tus besos.
La presiento, cerca ya,
la deseo, no la alcanzo;
cuando estoy más cerca de ella
me cierras el paso tú,
te me ofreces en los labios.
Y ya no voy más allá.
Triunfas. Olvido, besando,
tu secreto encastillado.
Y me truecas el afán
de seguir más hacia ti,
en deseo
de que no me dejes ir
y me beses.


Ten cuidado.
Te vas a vender, así.
Porque un día el beso tuyo,
de tan lejos, de tan hondo
te va a nacer,
que lo que estás escondiendo
detrás de él
te salte todo a los labios.
Y lo que tú me negabas
—alma delgada y esquiva—
se me entregue, me lo des
sin querer
donde querías negármelo.

(Pedro Salinas. De "La voz a ti debida")



sábado, abril 17, 2010

ANTES DE QUE TE VAYAS



Cuando te vea llegar
iré desempolvando
tantos besos que guardaba
envueltos en celofanes.
El secreto que yo sólo se.

Cuando te vea llegar,
cuando al fin me mires
caerá el velo de la vergüenza
y lo enviaré al olvido

Cuando al fin llegues
se detendrán los relojes
durante unos breves minutos,
y me burlaré del calendario.
Entonces sí.

No querré despertar del sueño
ni será necesario que me pellizques
para saber que estoy vivo
Mejor, seguir soñando,
No, no me despiertes.

Una blanca sonrisa
iluminará tus pisadas
como una estrella fugaz que se acerca
y se dibuja en la noche.

Así es el sueño, y
cuando te vea llegar
te regalaré un libro.
Aunque después te marches.
Antes de que te vayas.






(Jf 18/04/2010)

jueves, abril 01, 2010

AMIGOS

IL MIO AMICO (G.Morandi)





Il mio amico cammina
che sembra un pendolo
attraversa la strada
e tutti lo guardano
in questo mondo veloce si muove a fatica
ma tu guarda che razza di scherzi ti fa la vita
il mio amico e' sempre stato cosi'
fino da piccolo
con la faccia bambina e impaurita
che sembra un cucciolo
quando parla il mio amico farfuglia piano
e le parole nell'aria si sciolgono
come venissero da lontano
ma il mio amico è il mio amico
e solo io so com'è
lui ha un cuore pulito che un altro non c'è
il mio amico quando è solo ascolta canzoni
e ad ogni nota riaffiorano in lui
vecchie e nuove passioni
quando tu sei arreso e non sai cosa fare
lui ti dice addormentati e prova a sognare
vorrei essere anch'io cosi' ingenuo e felice
invece corro da sempre e non trovo mai pace
il mio amico almeno e' una bella persona
uno strano violino con le corde di seta
in un mondo distratto che cinico suona
questo grande concerto che in fondo è la vita
il mio amico non parla mai di odio e sfortuna
anzi dice era peggio non essere nato
non avrei mai potuto vedere la luna
e tutte le altre bellezze che Dio ha creato

Il mio amico a volte scompare e non lo vedo piu'
anche lui soffre mesi d'amore
e non li manda giu'
gli succede di solito con una sconosciuta
e ogni volta ancor prima che inizi
è una storia finita
ma il mio amico è il mio amico
e solo io so dov'è
se vuol farsi trovare, se ha bisogno di me
o se invece vuol stare per giorni a parlare
sulla spiaggia da solo con le onde del mare
il mio amico che gioca con gli occhi a pallone
ci incoraggia e soffre anche in allenamento
lui da bordo del campo comanda l'azione
ondeggiando leggero come grano nel vento
dal mio amico ho imparato un milione di cose
per esempio ad amare senza esser riamato
a guardare la luna e i giardini di rose
e tutte le altre bellezze che Dio ha creato

il mio amico è il mio amico
e non lo cambierei
i ricordi piu' belli ce li ho insieme a lui
in questo mondo veloce
il mio amico si muove a fatica
proprio lui che mi aiuta a capire
e ad amare la vita

Y LUEGO, QUE LES LLEGUE LO DIVINO


Si, porque hasta día de hoy, seguimos en la Tierra, y aquí los hombres se dotan de leyes, que son las normas de convivencia entre mortales. Normas de las que nadie, sea el que sea el cargo o estatus que ocupe, debe infringir. Cuando eso sucede, la infracción debe ser vista y analizada conforme a esas normas, y valorada por quien la humanidad considera que es el más ecuánime para decidir: un juez o una jueza.

Lo que está sucediendo con la Iglesia Católica, o más bien, lo que ha sucedido y ahora se está conociendo es abominable, y en todo modo inadmisible. Y no vale excusarse cínicamente como el Obispo de Tenerife en “el secreto de confesión”. ¿Os imagináis a un doctor o una doctora encubriendo cualquier caso de violencia de género en el Servicio de Urgencias de cualquier hospital, refugiándose en el secreto profesional o confidencial Médico/Paciente? Sería intolerable, tanto como lo que está sucediendo.

La palabra que podría definir lo que sucede, es que es algo “ASQUEROSO”, no tiene otra consideración para mí. Es difícil ponerse en la situación de esos/as niños/as, y en la de sus familias. Y veo que es un deber, un principio moral (frente a los/as que tantos nos hablan de “moralidad”) estar a su lado y exigir justicia. No sólo ya porque tengamos unas normas que sancionen esto, sino porque nuestra propia conciencia y valores como seres humanos lo penalizan.

Que triste es que la labor social de aquellos curas obreros que luchaban contra la Dictadura Franquista, o contra las injusticias en cualquier punto del planeta, o el apoyo que para el mundo y movimiento obrero a la hora de dignificar el trabajo supuso la Doctrina Social de la Iglesia, queden de nuevo pisoteadas por muchos de los integrantes de la curia. Tal vez por eso, jamás haya creído en ellos, lo suyo no fue nunca predicar con el ejemplo. Por eso no cuentan con mi clientela.

Sería imposible colocar a unos padres en la silla de la decisión judicial, porque aunque justificado (no me gustaría verme en su situación, estoy seguro que por un hijo se puede llegar a perder el norte y el autocontrol) por su posición dejarían de ser imparciales. Pero si que actúe quien tiene encomendado la misión de administrar e interpretar la justicia. Y de manera implacable. Aquí no vale salir con la escusa del Derecho Canónico y otros camuflajes a los que los poderosos nos tuvieron acostumbrados. Esto es muy Civil, y totalmente Penal.

No seré yo quien juzgue ni emita un “Ego te absolvo”. Aquí, abajo, eso le corresponde decidirlo a un/a Juez/a.

En lo divino, que lo Divino o la propia conciencia deliberen o decidan el “Ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti”. Aunque la mía, mi conciencia, me dice que aunque puede existir el perdón, la “penitencia” será larga. Muy larga.




EL PAPA ARMA SU DEFENSA ANTE LA AMENAZA DE JUICIOS POR ABUSOS

La Justicia de EE UU dilucida si las víctimas pueden procesar a Ratzinger.- El Vaticano se aferrará a la inmunidad del pontífice como jefe de Estado (Lucia magi / David alandete - bolonia / washington - 01/04/2010)

El Vaticano prepara la defensa del Papa en Estados Unidos, en un caso en el que tres ciudadanos de Kentucky quieren sentarle en el banquillo de los acusados por negligencia y encubrimiento de abusos sexuales por parte de curas pederastas, cuando era prefecto para la Congregación de la Doctrina y de la Fe. Sus abogados defenderán que Benedicto XVI disfruta de inmunidad como jefe de Estado, según documentos consultados por Associated Press, un argumento que ya fue asumido por el Departamento de Justicia de EE UU para defender al pontífice de una demanda en Tejas en 2005.

El abogado que representa a las tres víctimas, William McMurry, niega que sea un argumento válido. "Este caso ya ha pasado por un juzgado federal que ha desestimado que el pontífice tenga inmunidad", explica en conversación telefónica. "En el caso de Tejas se acusó al Papa directamente de los abusos. Esto es otra cosa: se acusa a una persona, Joseph Ratzinger, de haber encubierto abusos y protegido a abusadores cuando era cardenal y encargado de supervisar a los obispos".

McMurry quiere, además, que este caso se convierta en una demanda civil colectiva en representación de todas las víctimas de abuso en EE UU. Ayer, una abogada de Florida, Jessica Arbour, que representa a una de ellas, difundió una carta enviada por la Santa Sede a la Archidiócesis de Miami en 1968 en la que se aprobaba la acogida del padre Ernesto García-Rubio, huido de Cuba por "serias dificultades de naturaleza moral (homosexualidad)". Según Arbour, en la época, ese término se usaba para referirse a pederastas.

En el caso que representa McMurry, el Vaticano argumentará, además, que los integrantes de la Conferencia Episcopal norteamericana no son asalariados del Vaticano y que, por lo tanto, no se puede considerar a éste responsable último de sus decisiones. El abogado ha incluido en sus pruebas para la acusación el documento conocido como Crimen Sollicitationis, emitido por Roma en 1962, en el que se asegura que los abusos pederastas están protegidos por el "secreto del Santo Oficio". Los abogados del Papa defenderán que, en el lenguaje de la curia, ese texto no recomienda expresamente a los obispos que no avisen a la policía de los abusos.

Este caso es el primero en que la Justicia de EE UU intenta establecer si las víctimas pueden llevar a juicio directamente al Vaticano. "Es una idiotez", comenta Filippo di Giacomo, sacerdote y experto en derecho canónico. "La Iglesia no es una multinacional tabacalera. No se puede acusar al Santo Padre por delitos de algunos curas. Nosotros no somos sus empleados y él no puede ser responsable en cargos particulares. Cada obispo controla su diócesis".

"Si la jurisprudencia norteamericana considera al Santo Padre responsable por unos curas que abusaron de niños en 1962, entonces el Tribunal Vaticano podría llamar a juicio a la Casa Blanca por el asesinado del arzobispo de San Salvador, Óscar Romero, asesinado en 1980 por su lucha en contra de la dictadura que EE UU impuso en aquel país. A ver si viene Obama a declarar aquí".



http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Papa/arma/defensa/amenaza/juicios/

abusos/elpepisoc/20100401elpepisoc_6/Tes


OTRO ESCÁNDALO DE OCULTACIÓN DE ABUSOS A MENORES SALPICA AL PAPA

El Vaticano no castigó a un cura pederasta porque estaba "muy enfermo" cuando Benedicto XVI era cardenal.- El portavoz vaticano niega que la ley canónica prohíba denunciar a la justicia.- La Santa Sede acusa a la prensa de "golpear" al Papa (Miguel Mora - Roma - 25/03/2010)

El Vaticano vuelve a temblar con la exclusiva de The New York Times sobre el sacerdote Lawrence C. Murphy, que abusó de 200 niños sordos en Wisconsin durante más de 20 años.

El diario estadounidense cuenta hoy que en 1996 el entonces cardenal Joseph Ratzinger, quien era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no respondió a dos cartas sobre el caso enviadas por el arzobispo de Milwaukee. En ellas se señalaba como autor de los abusos a Murphy, que trabajó en una prestigiosa escuela para niños sordos entre 1950 y 1974. Pese a las repetidas advertencias, se optó por intentar acallar el asunto para evitar el escándalo en vez de expulsar al eclesiástico. Los documentos se han hecho públicos ahora, durante un juicio contra la Archidiócesis de Milwaukee.

L'Osservatore Romano, el diario oficioso de la Santa Sede, negó las imputaciones y acusó a la prensa de "un evidente e innoble intento de golpear, a toda costa, a Benedicto XVI y sus más estrechos colaboradores".

El caso de Murphy, afirma The New York Times, es uno de los miles que durante décadas miembros de la Iglesia han dirigido a la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por Ratzinger entre 1981 y 2005, y encargada de decidir las expulsiones y canonizaciones.

Ocho meses después de que Ratzinger recibiese las cartas, su número dos, el cardenal Tarcisio Bertone, actual secretario de Estado del Vaticano, ordenó a los obispos de Wisconsin comenzar un juicio canónico secreto que podía haber llevado a la expulsión de Murphy. Pero Bertone paró el proceso después de que Murphy escribiera a Ratzinger explicando que no debería ser enjuiciado pues estaba enfermo y arrepentido, cuenta el rotativo. "Solamente quiero vivir el tiempo que me queda en la dignidad del sacerdocio", suplicaba Murphy en la misiva. "Solicito su bondad en este asunto", clamaba a Ratzinger. Los archivos no contienen la respuesta del hoy Papa.

En lugar de ser castigado, Murphy fue trasladado en 1974 del Arzobispado William E. Cousins de Milwaukee a la Diócesis Superior, en el norte de este Estado, donde pasó los últimos 24 años trabajando con niños en colegios e iglesias parroquiales, y hasta en un centro de detención juvenil, detalla The New York Times. Murió en 1998.

"EL DERECHO CANÓNICO NO PREVÉ CASTIGOS AUTOMÁTICOS"
El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, ha publicado hoy completa la nota enviada al diario estadounidense en la que afirma que no se castigó a Murphy porque estaba "muy enfermo". Lombardi subraya que el Vaticano solo fue informado del caso en 1996, años después de que la investigación hubiera terminado, y afirma que el cura no fue expulsado del clero "porque el derecho canónico no prevé castigos automáticos". La realidad es que algunos delitos sí prevén ese tipo de correctivo: la revelación del secreto del sumario, por ejemplo, está penada por el código canónico con la excomunión automática.

El comunicado oficial indica que, al abusar sexualmente de niños sordos, el padre Murphy "violó la ley, y cosa aún más importante, la sagrada fe que las víctimas pusieron en él". Lombardi aprovecha para recordar que "las normas de la Iglesia no han prohibido nunca denunciar los abusos a menores a las autoridades judiciales". Pero la afirmación es cuando menos dudosa: tanto el Código como la instrucción Crimen Sollicitationis, de 1962, penan severamente la revelación de los casos juzgados por el Vaticano, y la costumbre durante decenios ha sido no denunciar a los criminales a la justicia y lavar en casa los trapos sucios para tratar de evitar el escándalo.

Roberto Mirabile, el presidente de la asociación italiana de víctimas de la pederastia Caramelo Bueno, que asesora desde hace 13 años a jóvenes que han sufrido abusos, explica a El PAÍS: "Ni los obispos en sus diócesis, ni la propia Curia, ni siquiera el tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe han enviado jamás a un cura a la cárcel por un crimen pederasta". "Al revés -prosigue-, se han limitado a trasladar a los culpables de diócesis en diócesis, permitiendo que los criminales continuaran abusando impunemente y convirtiéndose así en encubridores y cómplices con el terrible agravante de su autoridad moral".

DETENCIONES EN LA PLAZA DE SAN PEDRO
Miembros de SNAP, organización estadounidense de víctimas de abusos de la Iglesia católica, se han concentrado esta mañana en la Plaza de San Pedro del Vaticano para denunciar los abusos del padre Murphy y han repartido octavillas en las que se narran los detalles del caso. Cuatro miembros de la organización han sido detenidos por la policía mientras hablaban con los periodistas, entre ellos la presidenta de Snap, Barbara Blaine, quien, visiblemente nerviosa, preguntaba en inglés a los agentes si había hecho algo malo y pedía a los fotógrafos que tomasen imágenes de lo que estaba pasando.
En medio de este rosario de escándalos y revelaciones sobre abusos que salpican a la Iglesia católica, el Papa ha recibido hoy a los obispos escandinavos en audiencia, y ha defendido los derechos del embrión sobre el "supuesto" derecho a abortar. El "derecho de los niños a ser concebidos y llevados en el útero, venir al mundo y crecer en el seno del matrimonio" es un "derecho fundamental" al que se debe "dar prioridad" sobre "otros modelos de familia" y sobre "el supuesto derecho al aborto", ha dicho Ratzinger.


http://www.elpais.com/articulo/sociedad/escandalo/ocultacion/abusos/menores/salpica/Papa/elpepusoc/20100325elpepusoc_2/Tes


"EL VATICANO NO HA INVESTIGADO, SÓLO ENCUBIERTO"

El portavoz de las víctimas de Austria denuncia que el Papa conocía los abusos y no actuó para impedirlos (Gloria Torrijos - Paudorf - 22/03/2010)

El religioso Udo Fischer, la voz de las víctimas de los abusos sexuales de los curas católicos en Austria, está convencido de que "el Vaticano nunca ha investigado, sólo ha encubierto" los casos de pederastia. "Tanto el papa Juan Pablo II como el actual, Joseph Ratzinger, cuando era cardenal, sólo los han encubierto. Ambos protegieron al prelado pedófilo Hermann Groer para que quedase impune. Es un escándalo", asegura Fischer.

Este religioso tuvo un activo papel en la denuncia de los abusos que sufrieron, entre otros, jóvenes seminaristas en la década de los setenta por parte de quien era en ese momento su profesor de religión, que llegó a primado de la Iglesia católica en Austria, el cardenal Groer.

Fischer, de 57 años, ha advertido ahora de que los fieles "se decepcionarán aún más si el Papa no introduce cambios" en la Iglesia ante las denuncias de abusos sexuales. "Jesús, con toda seguridad, no habría callado sobre esto", comenta a EL PAÍS en su casa parroquial de Paudorf, en Baja Austria.

En su opinión, "Benedicto XVI tenía que haber comparecido públicamente y de forma contundente hace tiempo". Su silencio ha sido "muy dañino". "Sin duda, los casos de pederastia son el mayor reto al que se enfrenta la Iglesia en los últimos 100 años", y la confianza en la que se basa una comunidad como la Iglesia "está rota".

A la pregunta de por qué él es el único clérigo que critica al pontífice, contesta: "Alzo la voz porque me arropan las 6.000 firmas que me apoyaron en 1998", cuando el obispo de St. Poelten (capital de Baja Austria), Kurt Krenn -"quién protegió siempre a Groer"-, "me prohibió que en los siguientes siete años siguiera ejerciendo de sacerdote".

Fischer explica que el primado le investigó. "No halló nada improcedente en mi conducta. Ahí se acabó todo, pero Krenn se negó a bendecir nuestra nueva iglesia. Todo ocurrió porque yo, que coincidí en el seminario con Josef Hartmann -el primero que denunció públicamente haber sido abusado por Groer-, y afirmé, pese a la postura de los obispos, que no era un loco, sino una persona tímida que jamás se habría atrevido a denunciar algo así si no fuera real".

"Tres años más tarde", prosigue, "compañeros de mi monasterio se alzaron contra el cardenal. Le inculparon de los abusos. Volví a defender a las víctimas. Más de 170.000 personas de toda Austria firmaron en mi favor".

"Entonces los sacerdotes desconocíamos con qué reglas se jugaba en Roma. Ignorábamos el decreto de 1962, que fija que quien ha sido abusado sexualmente por religiosos no puede hablar por estar bajo secreto de confesión. Ese decreto, que trascendió porque fue filtrado en latín y en inglés en Internet, a finales de los noventa, fue reelaborado en 2001 por Ratzinger. Se llama De Delictis Gravioribus e introduce como única diferencia que es la Santa Sede la que debe decidir sobre los casos", añade.

La solución, opina este religioso, pasa por "remitir los delitos cometidos por religiosos a tribunales civiles, pues sólo ellos pueden dictar sentencias y proteger a las víctimas".

Con ello se contrarrestaría, en su opinión, la práctica habitual de la jerarquía católica de trasladar al sacerdote pederasta a otra parroquia. "Lo hacen sin avisar de su conducta a su nueva comunidad, y obligan al abusado a callar debido al secreto de confesión. Luego, presionan y persiguen a quien intenta denunciarlo. Así, vuelven a cometer delitos una y otra vez con menores".

"El actual Papa tiene que reconocer su culpa porque estaba informado al cien por cien y no hizo nada. No sólo los obispos son culpables". Cuando hace tres años visitó Austria "no emitió ni una sola sílaba sobre ésta, la mayor crisis en la Iglesia en este país en el último siglo, ni sobre las víctimas. Si ahora exigimos una disculpa del Vaticano, del pontífice, no es un ataque contra la Iglesia, ya que la Iglesia somos nosotros, sino que exigimos que quede sin mácula", subraya el sacerdote.

Udo Fischer cree que actualmente muchos sacerdotes comparten su opinión, pero no se atreven a expresarse en voz alta. "Yo no tengo nada que perder dado que ya fui represaliado", comenta.

El núcleo eclesial "está frustrado y amargado", continúa. Si se hiciera un sondeo, "el 85% de los sacerdotes y profesores de religión respondería que no confía en el actual Papa. Nosotros somos los que damos la cara por la Iglesia católica. Nuestra posición es muy difícil. Lo estamos pasando muy mal".

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Vaticano/ha/investigado/solo/encubierto/elpepisoc/20100322elpepisoc_4/Tes


CERCO A RATZINGER EN ALEMANIA
Laura Lucchini - Berlín - 21/03/2010

La pastoral del Pontífice no hace mención alguna a los escándalos en el seno de la Iglesia alemana, mientras el país está que arde. Las últimas informaciones en la prensa nacional disparan directamente contra el propio Ratzinger. El semanario Der Spiegel publicaba ayer nuevos detalles sobre el sacerdote pedófilo Peter Hullermann, que fue ocultado en Baviera, cuando Joseph Ratzinger era obispo en Múnich, en 1980. Según la citada investigación periodística, el Papa era "más consciente de lo que se ha contado hasta ahora" de que aquel sacerdote de Essen era un abusador

En una carta enviada entonces desde Essen se informaba a la diócesis de Múnich de los abusos que Hullermann había cometido. Asimismo, en una entrevista en la cabecera alemana Tagesspiegel, el psiquiatra Werner Huth, quien asistió a Hullermann entre 1980 y 1992, confirma que alertó a los colegas de que este hombre "no debía volver a trabajar con niños". Según su descripción, el sacerdote era un pederasta y además "no manifestaba intención de cambiar". La Iglesia católica, sin embargo, no escuchó estos avisos.

En consecuencia, Joseph Ratzinger, cuando era obispo en Múnich y responsable de asignar las misiones y ordenar los traslados de los curas, habría ocultado "conscientemente" al pederasta, lo que le permitió volver a delinquir y por lo que después fue condenado. Hullermann fue trasladado a Baviera con la directa aprobación del actual Papa.

Hullermann debería haber hecho en Múnich una "psicoterapia" y, sin embargo, volvió a trabajar en seguida, también con niños. Cuando el sacerdote volvió a abusar de un menor, en 1986, Ratzinger ya estaba en Roma. Según argumentó el Obispado de Múnich, el actual Papa no había sido informado de que el sacerdote volvió a trabajar sin interrupciones.

Las constantes informaciones sobre la corrupción sexual en la Iglesia alemana tienen conmocionado al país. El último caso ha salpicado también al presidente de la Conferencia Episcopal, Robert Zollitsch, quien supuestamente habría encubierto a un pederasta en 1991, sin denunciar los hechos a la fiscalía. Zollitsch era responsable de recursos humanos en la diócesis de Friburgo, desde donde ordenó la jubilación anticipada del párroco Franz B., que entre 1968 y 1991 había abusado de, al menos, 17 niños y adolescentes. La historia ha sido recopilada por la televisión ARD, y el diario Badische Zeitung.

En el programa de televisión citado una víctima relató los abusos que sufrió desde los 11 hasta los 17 años. Al principio fueron besos y caricias pero, con el paso del tiempo, se convirtieron, en ocasiones, en "sexo duro", dijo.

En 1991, Zollitsch interrogó al párroco Franz B. sobre el caso, pero éste lo negó todo. Pese a ello, ordenó su jubilación anticipada con la orden explícita de que se mantuviera alejado de niños y adolescentes. Durante cuatro años más, el caso se mantuvo oculto dentro de la comunidad en la que trabajaba el párroco hasta que, en 1995, a raíz de una nueva denuncia, el sacerdote se suicidó, y la comunidad se enteró de la historia.

Según la reconstrucción de Zollitsch, publicada en un comunicado en la Web del obispado de Friburgo, en 1991 las acusaciones no tenían "nombres de víctimas o testigos", por lo se decidió por la jubilación. Los casos concretos salieron a la luz después del suicidio, y entonces la jerarquía católica informó a la fiscalía.

Frente a estos nuevos detalles, algunos de los principales diarios alemanes denunciaron ayer "el silencio" del Papa con respecto a los casos de Alemania, su país natal, aunque el mismo Zollitsch, en otro comunicado, leyó la carta pastoral de ayer como "una advertencia para Alemania".






RATZINGER SUPO DE LA VUELTA DE UN CURA PEDERASTA A LA ACTIVIDAD PARROQUIAL CUANDO ERA OBISPO DE MÚNICH
Nuevas revelaciones del diario 'The New York Times' vuelven a implicar al Papa en el escándalo de los abusos sexuales.- El sacerdote Peter Hullermann cometió otra vez pederastia en su nuevo destino (EL PAÍS - Madrid - 26/03/2010)

Joseph Ratzinger supo más del caso del cura pederasta alemán Peter Hullermann cuando era obispo de Múnich de lo que los informes eclesiásticos han sugerido hasta ahora, informa hoy The New York Times. El periódico estadounidense asegura que al actual Papa le fue remitido un informe en el que se decía que Hullermann iba a volver al trabajo pastoral parroquial unos días después de empezar el tratamiento para superar su pedofilia, terapia que el propio Ratzinger había autorizado. Ese informe da cuenta también de una reunión mantenida el 15 de enero de 1980, encabezada por Ratzinger, en la que se habría aprobado el traslado de Hullermann de la parroquia de Essen en la que habría cometido los abusos.

Tras conocerse públicamente el caso, el Obispado de Múnich reconoció "errores graves" en el caso del padre Hullermann, aunque atribuyó tales equivocaciones a las personas que tenían que informar a Ratzinger, apuntando a su número dos por aquel entonces, Gerhard Gruber. No obstante, el rotativo norteamericano admite que "todavía no está claro" el rol que Ratzinger jugó en el asunto y "cuánto interés" puso en el caso. Lorenz Wolf, vicario judicial del Obispado de Múnich, declara a The New York Times que el citado informe era rutinario y que "es poco probable que acabara en la mesa" de Ratzinger. Con todo, "no descarta" que el hoy Pontífice lo leyera. Sin embargo, el eclesiástico encargado del caso desde el principio, Friedrich Fahr, estuvo en todo momento "personalmente, excepcionalmente conectado con el cardenal Ratzinger", según el periódico.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, ha desmentido lo publicado por The New York Times y ha reiterado, como ya hizo al trascender el caso, que Ratzinger no conoció la decisión de reintegrar al sacerdote en la actividad pastoral parroquial. "Cualquier otra versión es mera especulación", ha dicho. Lombardi ha recordado que Gruber asumió la "total responsabilidad de su propia y equivocada decisión de trasladar al cura a otra parroquia" y que "no hizo caso de las indicaciones de Ratzinger, que había dispuesto que el sacerdote no desarrollase actividad pastoral alguna".

El diario alemán Sueddeutsche Zeitung contó hace un par de semanas que Peter Hullermann había obligado a un menor de 11 años a practicarle sexo oral y fue trasladado desde Essen a Baviera cuando Ratzinger, que fue obispo de Múnich entre 1978 y 1981, era el teórico responsable de asignar las misiones y ordenar los traslados de los curas. En Baviera, el cura se entregó a nuevos abusos y nunca fue denunciado por la Iglesia a la justicia civil, ni tampoco apartado de su cargo.

El pasado sábado, el semanario alemán Der Spiegel aseguraba que en una carta enviada desde Essen se informaba a la diócesis de Múnich de los abusos que Hullermann había cometido. Asimismo, en una entrevista en la cabecera Der Tagesspiegel, el psiquiatra Werner Huth, quien asistió a Hullermann entre 1980 y 1992, dijo que alertó a los colegas de que este hombre "no debía volver a trabajar con niños". Según su descripción, el sacerdote era un pederasta y además "no manifestaba intención de cambiar".

La noticia de que el Papa conocía el traslado a otra parroquia de Hullermann llega un día después de la publicación también en The New York Times de la documentación que demuestra que Benedicto XVI, en sus años de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, decidió no apartar del sacerdocio al cura norteamericano Lawrence C. Murphy, acusado de haber abusado de 200 niños sordos entre 1950 y 1974. Lombardi explicó ayer que el Vaticano no castigó a Murphy porque cuando conoció las acusaciones el cura estaba "muy enfermo". Y recordó que Ratzinger sólo fue informado del caso a finales de los noventa, más de 20 años después de que la investigación civil al pederasta hubiera terminado sin resultados. L'Osservatore Romano negó las imputaciones y acusó a The New York Times de "un evidente e innoble intento de golpear, a toda costa, a Benedicto XVI y sus colaboradores".









90 AÑOS DE LEY DE SILENCIO BAJO AMENAZA DE EXCOMUNIÓN
(Miguel Mora - Roma - 01/04/2010)

El texto de referencia en vigor para manejar los crímenes de "incitación a las cosas turbias", según los llamaba el Código Canónico de 1917, fue publicado por el Vaticano en 1922, a través de una instrucción especial y completamente secreta, firmada por Pío XI y titulada Crimen sollicitationis (delitos de insinuación). El documento imponía un "vínculo absoluto de secreto" tanto para las causas abiertas como para lo relativo al propio documento. Los imputados, pero también las víctimas y los testigos, se arriesgaban a la excomunión si hablaban, y las actas debían ser destruidas.

40 años más tarde, en 1962, el cardenal Alfredo Ottaviani revisó aquel texto y años después, el Vaticano renovó el Código de Derecho Canónico en 1983, y el de las Iglesias Orientales en 1990. Como consecuencia, la Congregación para la Doctrina de la Fe actualizó y revisó parcialmente en 2001 la Crimen sollicitationis con una carta secreta firmada por Joseph Ratzinger, prefecto, y Tarcisio Bertone, secretario. La carta se subtitulaba De delictis gravioribus (Sobre los delitos más graves), y pese a las dulces versiones ofrecidas estos días por los asediados jerarcas vaticanos, se reafirmaron en las viejas intenciones del legislador católico respecto a la pederastia y el sexo célibe, con una salvedad: establecía que los 10 años para la prescripción empezaran a contar una vez que el menor abusado cumpla 18 años.

NO DENUNCIAR
La misiva ordenaba a los obispos trasladar los casos a la Congregación, pero no endureció las penas contra la pederastia, ni animó a los obispos a denunciar en la justicia ordinaria. Según fuentes vaticanas que asistieron a la redacción de la carta, el papa Wojtila no permitió a Ratzinger ir más allá. Seguía rigiendo, por tanto, el Código Canónico, con distintas penas según la gravedad del delito: "Suspensión temporal, prohibición, privación y, en los más graves, terminación del estado clerical".
Peroen la Iglesia cuentan los usos y costumbres. La Santa Sede siempre ha sostenido que un obispo no debía denunciar a la justicia civil a un sacerdote que haya admitidoun crimen de pedofilia. La fórmula se conoce como la doctrina Bertone. Y fue teorizada en 2001 por el actual número dos del Vaticano en una entrevista a la revista católica 30 Giorni. "No excluyo que en algunos casos pueda darse una forma de colaboración entre la autoridad eclesial y la magistratura", declaraba Bertone. "Pero no tiene fundamento que un obispo, por ejemplo, sea obligado a ir a la magistratura civil para denunciar al sacerdote".







RATZINGER CALLÓ ANTE LAS DENUNCIAS CONTRA EL ABUSADOR DE 200 NIÑOS
El Papa fue alertado por un obispo de EE UU cuando dirigía el Santo Oficio - El Vaticano alega que no actuó porque el pederasta era anciano y enfermo (Miguel Mora - Roma - 26/03/2010)

El Vaticano aparece cada día más superado por la crisis de la pederastia clerical. La exclusiva publicada ayer por The New York Times sobre el difunto sacerdote Lawrence Murphy, quien abusó durante años de unos 200 niños sordos en Wisconsin y nunca fue denunciado ni expulsado de la Iglesia, interpela directamente al Papa y a su número dos y secretario de Estado, Tarcisio Bertone

Los documentos publicados parecen probar que los dos altos cargos vaticanos intentaron tapar el caso cuando dirigían la Congregación para la Doctrina de la Fe. En 1996, el entonces prefecto Joseph Ratzinger dejó sin respuesta dos cartas sobre el asunto enviadas por el arzobispo de Milwaukee. En ellas se contaban los abusos cometidos por Murphy, que trabajó como educador de niños sordos entre 1950 y 1974.

Ocho meses después de que Ratzinger recibiese las cartas, su número dos, Bertone, ordenó a los obispos comenzar un juicio canónico secreto que podía haber llevado a la expulsión de Murphy. Pero poco después paralizó la orden. Escribió a Ratzinger pidiéndole que le dejara morir en paz. La Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por Ratzinger entre 1981 y 2005, tiene desde 2001 la competencia exclusiva sobre los abusos.

"INTENTO DE GOLPEAR"
Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, explicó que el Vaticano decidió no castigar a Murphy porque cuando conoció las acusaciones el cura estaba "muy enfermo". Y recordó que Raztinger sólo fue informado del caso a finales de los noventa, más de 20 años después de que la investigación civil al pederasta hubiera terminado sin resultados. L'Osservatore Romano negó las imputaciones y acusó a The New York Times de "un evidente e innoble intento de golpear, a toda costa, a Benedicto XVI y sus colaboradores".

Según Lombardi, Murphy no fue expulsado "porque en casos similares el derecho canónico no prevé castigos automáticos, sino que recomienda que se emita una sentencia que no excluya la pena más grande, la dimisión del estado clerical". Lombardi reiteró además que "las normas de la Iglesia no han prohibido nunca denunciar los abusos a menores a las autoridades judiciales", y trasladó así la responsabilidad a los obispos locales.

La afirmación pone el acento en el gigantesco problema que vive el Vaticano. La Santa Sede castiga desde 2001 con la excomunión a quienes traicionen al Papa revelando los casos investigados por el Vaticano. La pena se ejecuta latae sententiae, es decir sin proceso, y es sólo revocable por el Pontífice. Por el contrario, los abusos se castigan con penas variables, que dependen de la gravedad: suspensión temporal, prohibición, privación y, en los casos peores, dimisión del estado clerical, la máxima pena canónica.

La instrucción Crimen Sollicitationis, revisada en 2001 por Ratzinger y Bertone mediante la carta titulada De delictis gravioribus (Sobre los delitos más graves), ordenó a los obispos abrir investigaciones de abusos en cuanto hubiera indicios suficientes y comunicarlas a Roma; y amplió el plazo de prescripción de los delitos de pederastia: los diez años anteriores empezaban a correr cuando la víctima cumplía 18 años. La intención era "perfeccionar las normas procesales y las sanciones" para adaptarlas a los nuevos códigos. No aumentaron ni la transparencia ni las condenas ni las denuncias a la justicia ordinaria. En los últimos ocho años, según las cifras oficiales facilitadas hace unos días, el Vaticano ha investigado a 3.000 sacerdotes acusados de pederastia, y ha suspendido del estado clerical a unos 300, mientras otros 300 han pedido la dispensa aceptando su culpa.

Cuando se le dice que se trata de cifras ridículas, Charles J. Scicluna, promotor de justicia (fiscal) del ex Santo Oficio, se pone a la defensiva y explica que la prudencia extrema preside los procesos canónicos. "El sistema canónico es muy garantista, protege al máximo los derechos y la intimidad de los acusados. Cuando un culpable se arrepiente de sus actos, se le absuelve de forma automática; si no conoce la pena que le espera, no puede incurrir en esa pena.... Pero eso no significa que hayamos evitado que en los casos más graves actuara la justicia civil, no sería justo decir eso".

"Me parece una solemne estupidez, sabemos hace tiempo que tenemos un gran ignorante al frente del equipo legal de la Congregación", afirma el sacerdote y profesor de derecho canónico Filippo di Giacomo. "Es inútil esconderse tras el dedo. La realidad es la que es. Los obispos no han observado la ley canónica. En Irlanda como en Roma.

LO HA DICHO EL PAPA. AMÉN".
Indignado, Di Giacomo añade: "La tolerancia de la Curia hacia los abusos tiene una raíz evidente: la desvergüenza de muchos de sus miembros. Si el llamado lobby de terciopelo, es decir el grupo rosa, hubiera decidido menos nombramientos de altos funcionarios, quizá se habrían cumplido más las normas y habría habido menos comprensión hacia la pedofilia. La sodomía y la pederastia han sido vistas como un elemento de cooptación dentro de los muros vaticanos. Es sabido que hay cardenales y obispos, argentinos, estadounidenses, italianos, alemanes, de vida afectiva para nada casta ni heterosexual, y secretarios de cardenales que han sido trasladados de Nueva York, Guatemala y Chile o de vuelta a Colombia tras ser cazados por la policía pecando contra el sexto mandamiento en compañía masculina. Ese ambiente ayuda muy poco a comprender los informes que llegan a la Congregación. Pero la culpa no es de Ratzinger. No tiene la colaboración de casi nadie. Está rodeado de cobardes".

Roberto Mirabile, presidente de Caramelo Bueno, asociación italiana de víctimas de la pederastia en activo desde hace 13 años, piensa también que el Papa es hoy el único miembro de la Curia que lucha contra los abusos. "Ni los obispos en sus diócesis, ni siquiera el tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe han enviado a un solo cura a la cárcel por un crimen pedófilo. Al revés", concluye, "se han limitado a trasladar a los culpables, permitiendo que los criminales continuaran abusando impunemente y convirtiéndose en cómplices con el agravante de la autoridad moral".

Ayer, algunas víctimas del padre Murphy protestaron contra el Papa a pocos metros de la plaza de San Pedro, en territorio italiano, junto a miembros de la asociación SNAP. "Benedicto XVI, siendo jefe de la congregación, ignoró repetidas peticiones de tres obispos para expulsar del clero al abusador en serie Lawrence Murphy", decía uno de los carteles. Los manifestantes fueron arrestados por la policía cuando hablaban con algunos periodistas. Más tarde fueron puestos en libertad. En contraste, por la tarde unas 70.000 personas abarrotaban San Pedro en la jornada mundial de la juventud, arropando al Pontífice al final de un día amargo para él.

EL INFIERNO EN VERONA
Sin tiempo para digerir los horrores, otro espantoso caso de abusos masivos a niños sordomudos, muy similar al ocurrido en Wisconsin, volvía ayer al primer plano en Italia. Sucedió entre 1955 y 1984 en los Institutos Provolo de Verona. Durante 30 años, varios educadores religiosos de esa institución caritativa católica para niños con problemas auditivos abusaron de decenas de víctimas, niños y niñas, todos ellos sordomudos. Se trata del escándalo más grave de pederastia clerical conocido en Italia, y fue desvelado hace un año por la revista L'Espresso, que documentó decenas de sevicias, algunas de ellas cometidas incluso bajo el altar y en el confesionario. La denuncia fue firmada por 67 ex alumnos, aunque se cree que las víctimas pueden ser muchas más. Los abusados nombraron a 25 curas y religiosos presuntos pedófilos: de ellos, 13 viven todavía y siete siguen alojados en el Instituto.

El silencio, el disimulo y la ocultación marcaron inicialmente la respuesta de la diócesis de Verona, que intentó negar la historia y llegó a acusar a las víctimas en público de mentir y de querer chantajear a la Iglesia; hasta que finalmente, a petición de Roma, se abrió una investigación. Ahora, la Congregación para la Doctrina de la Fe tiene finalmente en su poder el sumario. Pero la asociación de víctimas sigue criticado la actuación del obispo, Giuseppe Zenti, y lamenta que ninguno de ellos ha sido escuchado durante la instrucción.

Según L'Espresso, ninguno de los acusados ha sido alejado aún del centro escolar, que frecuentan centenares de niños y jóvenes. El único expediente de expulsión se abrió contra un cura que contó a la revista los abusos que había cometido.



LA CORRUPCIÓN DERROTA AL PAPA
El pontífice alemán llegó al poder hace cinco años clamando contra la "suciedad" en su Iglesia, pero no ha podido lavarla ni erradicarla (Juan G. Bedoya - Madrid - 21/03/2010)

Benedicto XVI cumplirá en el cargo cinco años el 19 de abril sin haber cumplido su promesa más sonada: acabar con la corrupción sexual y apartar a los encubridores, en su mayoría miembros de la jerarquía. La realidad es tozuda. Cada día se descubren nuevos casos de abusos sexuales y de malos tratos en centros educativos católicos. Y lo que es peor: muchos prelados, en lugar de combatirlos, los explican con clamorosos "¡Y tú más!". Lo acaba de hacer el cardenal Antonio Cañizares, presidente de la Pontificia Congregación para el Culto. "Nos atacan para que no se hable de Dios; peor es el aborto", ha dicho el ex primado de Toledo. Con la misma displicencia se ha expresado el secretario de Estado de la Santa Sede, Tarcisio Bertone. "Hay personas que intentan desgastarnos, pero la Iglesia cuenta con la ayuda de lo Alto", se disculpa el cardenal italiano.

Hace cinco años, Juan Pablo II agonizaba después de 27 años en el cargo. Fue sucedido por Joseph Ratzinger, hasta entonces presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio de la Inquisición). Los cardenales tomaron pronto la decisión. Su Iglesia estaba sumida en una grave crisis de prestigio, y la solución exigía conocimiento del problema y mano firme. El alemán Ratzinger era el hombre. Lo había demostrado en el vía crucis del 24 de marzo anterior, Viernes Santo. En cada rezo de las estaciones del fundador cristiano hacia el Calvario, había añadido comentarios de programa de gobierno.

En la novena estación —tercera caída de Jesús bajo el peso de la cruz— Ratzinger clamó: "¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar entregados al Redentor! ¡Cuánta soberbia! La traición de los discípulos es el mayor dolor de Jesús. No nos queda más que gritarle: Kyrie, eleison. Señor, sálvanos".

Aquella arenga le valió el pontificado. Cinco años más tarde, el clamor por la suciedad continúa. El Papa volvió a decepcionar ayer, en su pastoral sobre Irlanda. Pide a sus obispos que afronten los problemas con "valentía", pero no ha prometido sanciones a los culpables, ni reparaciones a las víctimas.

La misma actitud ha tenido ante las corrupciones de los Legionarios de Cristo, toleradas durante décadas. Su fundador, Marcial Maciel, se movió en ese tiempo como pez en el agua por Roma. Incluso gozó de la amistad de Juan Pablo II. Pero el famoso sacerdote era un pederasta recalcitrante y tuvo media docena de hijos. Muchas de sus víctimas fueron alumnos del seminario de Ontaneda (Cantabria), sometidos también a vejaciones por otros sacerdotes del grupo.

Las denuncias contra Maciel llegaron a la mesa del Papa polaco durante años. También las conocía Ratzinger. Las despreciaron. Maciel llenaba estadios de fútbol en los viajes del líder católico. Aquella protección ensombrece la beatificación de Juan Pablo II y amenaza la credibilidad de Ratzinger. Este Papa fue elegido el 19 de abril de 2005 y no tomó medida alguna contra los Legionarios hasta mayo de 2006.

La decisión eran paños calientes. El fundador no tenía más castigo que abandonar Roma y llevar "una vida reservada de oración y penitencia" en su México natal. La organización salía indemne. Roma seguía sorda al dolor de las víctimas. Sólo mandó investigar cuando los hijos y mujeres de Maciel empezaron a reclamar atención y derechos. Con el melifluo título de "visitadores", cinco obispos han estudiado el caso durante casi medio año, entre ellos el prelado de Bilbao, Ricardo Blázquez, ahora arzobispo de Valladolid. Su informe ya está en Roma y el Papa sigue sin actuar.

La primera demanda contra Maciel la presentaron en Roma siete de sus víctimas, en 1998, con el título Absolutionis complicis. Arturo Jurado et alii versus Rev. Marcial Maciel Degollado, pero los abusos sexuales del fundador legionario ya habían sido investigados entre 1956 y 1959. Durante ese tiempo, Maciel fue expulsado de Roma. El cardenal Ottaviani, entonces gran inquisidor, encargó la investigación al claretiano vasco y futuro cardenal Arcadio Larraona. Pero no resolvió nada. El despropósito se colmó cuando, casi medio siglo después, Juan Pablo II propuso a Maciel como "guía de la juventud" durante el viaje del distraído pontífice a México, en 1994.

Ratzinger tiene ahora datos suficientes. ¿Por qué retrasa una decisión? Desde la disolución de los jesuitas en 1773 por Clemente XIV, forzado por los reyes de Francia, España, Portugal y de las dos Sicilias —por motivos de poder, por tanto—, la Iglesia católica no se había enfrentado a un caso igual. El escándalo más clamoroso por abusos sexuales ocurrió en el siglo XVII en torno a las escuelas pías (escolapios) del aragonés san José de Calasanz. Uno de sus colaboradores, Stefano Cherubini, miembro de una familia bien relacionada en el Vaticano, tuvo tanto éxito en el encubrimiento de su pederastia que incluso llegó a ser el superior de la orden, relegando de mala manera al fundador. Inocencio X tardó quince años en tomar medidas y la orden fue temporalmente clausurada.


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BERLUSCONI ELOGIA LA "RESPUESTA EFICAZ" DEL PAPA ANTE LOS ABUSOS
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ASOCIACIONES IRLANDESAS DE VÍCTIMAS SE SIENTEN "DECEPCIONADAS" POR LA MISIVA DEL PAPA Se quejan de que obvia la responsabilidad del Vaticano en los abusos sexuales a menores (AGENCIAS - Dublín - 20/03/2010)