Poesía y poco más

jueves, noviembre 30, 2006

NO, NO DEJEIS CERRADAS





No, no dejéis cerradas
las puertas de la noche,
del viento, del relámpago,
la de lo nunca visto.
Que estén abiertas siempre
ellas, las conocidas.
Y todas, las incógnitas,
las que dan
a los largos caminos
por trazar, en el aire,
a las rutas que están
buscándose su paso
con voluntad oscura
y aún no lo han encontrado
en puntos cardinales.
Poned señales altas,
maravillas, luceros;
que se vea muy bien
que es aquí, que está todo
queriendo recibirla.
Porque puede venir.
Hoy o mañana, o dentro
de mil años, o el día
penúltimo del mundo.

Y todo
tiene que estar tan llano
como la larga espera.

Aunque sé que es inútil.
Que es juego mío, todo,
el esperarla así
como a soplo o a brisa,
temiendo que tropiece.
Porque cuando ella venga
desatada, implacable,
para llegar a mí,
murallas, nombres, tiempos,
se quebrarían todos,
deshechos, traspasados
irresistiblemente
por el gran vendaval
de su amor, ya presencia.
(Pedro Salinas)

miércoles, noviembre 29, 2006

VERSOS PARA TI



Querida mía, amada mía, amiga mía, novia mía, amante mía:
Anoche sale con mis amigos, no los conoces pero ellos te conocen.
Te conocen porque yo les cuento casi todo lo que me pasa.
Hace tanto que somos amigos que basta un gesto,
una sola mirada para darnos cuenta
quien de nosotros miente o dice la verdad.
Para ellos yo soy un libro abierto, han leído todas mis páginas,
menos la que arranque por una cuestión de pudor.

En verdad tengo que hacer un gran esfuerzo para no hablar de ti.
Cuando no menciono tu nombre me preguntan que me sucede.
Anoche sin embargo, no pude contenerme, no los deje hablar:
hablé yo todo el tiempo y de ti, por supuesto
hasta les leí unos versos que escribí para ti.
Se reían: “el amor ha hecho de un analfabeto un poeta”, dijo el flaco.
El flaco es un tipo muy gracioso, te caerá bien cuando lo conozcas.
En fin estos son los versos que escribí para ti, espero que te gusten:

Cuando estoy con ella tengo 20 años, nunca tengo sueño, nunca siento frió
No me canso nunca, siempre tengo ganas de subir al monte de meterme al rió
Cuando estoy con ella soy un hombre libre, digo lo que pienso hago lo que quiero
Nadie mi censura, nada esta prohibido, cruzo mil fronteras no conozco el miedo
Cuando estoy con ella lo demás no importa, lo demás no cuenta, lo moral no existe
La experiencia es vana, el orgullo es cuento, el dolor se olvida, el deber no sirve
Cuando estoy con ella soy tan diferente, soy lo que soy, lo que quiero ser
Digo tonterías como cualquier hombre, como cualquier hombre que ama a una mujer
Cuando estoy con ella soy el más fecundo, siembro el universo segundo a segundo
Te gusto?... Te amo

http://rogerecv.iespana.es/swf/versos_para_ti.htm

martes, noviembre 28, 2006

VEN A BUSCARME A LAS DOCE


Ven a buscarme exactamente a las doce, compañera:
cuando los cuerpos se rompen en mitades
y las hembras sin machos corren desnudas y con zapatos
por fríos territorios de caballos:
tirado detrás de la puerta, con tu retrato en los bolsillos,
entonces, estaré esperándote.

A las doce, compañera,
llámame a la puerta, recorre mi casa de soltero enamorado:
búscame entre las cosas pintadas de blanco,
entre los objetos de la cocina:
alguien caerá en propiedades de infieles,
en ilegales hoteles y galerías más redondas:
pero estaré esperándote.

Ven a buscarme exactamente a las doce, compañera:
cuando los cuerpos se rompen en mitades
y buscan territorios movedizos:
nadie estará detrás de la ventana cerrada, vigilándome:
nadie podrá hablarme de la muerte
mirándome a la boca.


(RAMÓN PAREDES DE ISABELA)

lunes, noviembre 27, 2006

VIVIR



Como la hoja que en un otoño lejano
cayó sobre el cauce seco de un arroyo
así la vida se había detenido, solo un paréntesis,
como un camino que entre piedras y ramas secas
contempla alrededor la vida pasar
esperando que las nubes sacien su sed,
su sed de vida, su sed de amor

Así el azar, muy despacio invadió
con frases de amor color violeta
los surcos secos y olvidados
convertido en un manantial de besos y ternura.

Al amanecer el arroyo se llenó de lluvia
y el barro seco dejó paso a un torrente
de aguas cristalinas y azuladas
donde el correr del agua
es el sonido del bosque donde pasean
el unicornio, las hadas y tu voz,
donde mi voz canta contigo al amor,
a la ilusión, a la esperanza, a la vida
una canción escrita en el tiempo.


(Juanfran)

Recuerdos: Fofó



Alfonso Aragón Bermúdez "Fofó" fue un payaso español (Madrid, 1927 - Madrid, 22 de junio de 1976).


Nacido en el Puente de Vallecas de una familia de tradición circense. Era hijo de Emilio Aragón Foureaux, conocido como Emig y sobrino de Pompoff y Thedy. Muy joven se unió a sus hermanos Gabriel y Emilio para formar el trío Gaby, Fofó y Miliki. Comenzaron a trabajar durante los años treinta y se mantuvieron varias temporadas en el Circo Price de Madrid.
En 1946, a la muerte de su padre, los tres hermanos abandonan España y tras una estancia en
México, recalan en Cuba, país en el que nacería el hijo de Fofó, Fofito y donde debutan en un nuevo medio, la televisión. En los siguientes años, su espectáculo televisivo alcanza enorme éxito, y trabajan en distintos países de Latinoamérica: Puerto Rico, Estados Unidos, Venezuela, Argentina...


En 1972 regresan a España y en 1973 ponen en marcha el programa que lanzaría a la fama a los tres hermanos: El Gran Circo de TVE. Se hicieron cromos, juguetes, llaveros y hasta tebeos con los hermanos Aragón. En pleno éxito, el 22 de junio de 1976, falleció Alfonso Aragón. Su desaparición supuso una auténtica conmoción en el país, por lo querido del personaje y lo inesperado de la noticia. En Madrid se bautizó una calle con su nombre y se levantó una estatua en su memoria en el Parque de Atracciones. En Murcia también se construyó un parque en su honor dándole su nombre.

En 1999 se reeditaron sus canciones en el disco Homenaje a Fofó: Había una vez, que tuvo su continuación el año siguiente con A todos los niños del mundo.




http://usuarios.multimania.es/saga15aragon/fofo.html

(Para ti, hija mía; para que cuando tú seas mayor y si entras aquí, veas que tu papá también fue un niño)

De Cine: Novecento (1900)

Novecento es un film de Bernardo Bertolucci estrenado en 1976, que narra las cinco primeras décadas del siglo XX en Italia. El director de ideología izquierdista hizo, al filmar la película, un gran homenaje al comunismo italiano, aunque con una lógica reflexión utópica sobre la ideología al final de la cinta.


La película fue una gran epopeya de su tiempo, producida por Alberto Grimaldi. La cinta tiene un gran carácter persuasivo e ideológico, sin embargo el excelente plantel de actores, el argumento, la fotografía de Vittorio Storaro y la banda sonora de Ennio Morricone convierten a esta película en no sólo una crónica del devenir histórico de las ideologías en la Europa del siglo XX, sino también en una obra de arte cinematográfica

La película comienza el 27 de enero de 1901, coincidiendo con la muerte de Verdi, nacen al mismo tiempo en la hacienda Berlinghieri, dos niños: Olmo Dalcò (Gérard Depardieu), de origen humilde y descendiente de trabajadores de la hacienda y Alfredo Berlinghieri (Robert de Niro), nieto del patrón de dicha hacienda (Burt Lancaster).

Aunque las circunstancias del momento les enfrenten durante toda la historia, surgirá entre Olmo y Alfredo una gran amistad. La película narra los acontecimientos de relieve que ocurrieron en la Italia de la primera mitad del siglo XX. Empieza mostrándonos la situación de explotación en la que viven los campesinos de la finca, más tarde la acogida del comunismo por parte de los proletarios, luego narra el final de la Primera Guerra Mundial. Pero sobre todo la obra se centra en el nacimiento del Fascismo, apoyado, ideado y mantenido por los grandes capitales, sobre todo poderosos terratenientes que ven cómo merma su poder ante la creciente ideología comunista.
Por ello la película muestra esta ideología fascista que acuña el camisa negra Attila Mellanchini, personaje interpretado por Donald Sutherland. En un principio este personaje es contratado como administrador por el dueño de la finca y nuevo patrón, Giovanni Berlinghieri, que es el padre de Alfredo y que ha heredado la finca de su padre, Alfredo Berlinghieri Senior. Sin embargo Giovanni muere repentinamente lo que convierte a Alfredo en padrone (patrón) de la hacienda Berlinghieri.

Attila, ante la pasividad de Alfredo realiza todo tipo de abusos e injusticias contra los campesinos como agresiones y arrestos. Mientras la mujer de Alfredo (Dominique Sanda), burguesa y bohemia, se opone inútilmente a Attila y comienza una relación de amistad con Olmo, que hace sospechar a su marido Alfredo. Hasta que un día la ira de los campesinos estalla sobre Attila, y éste en represalia junto con los camisas negras asesinan a varios campesinos, ante esto Olmo tiene que huir.

Años más tarde con la liberación de Italia por los aliados, los campesinos armados capturan a Attila y a su mujer (la prima de Alfredo) y les ejecutan, así como también capturan a Alfredo, el patrón, y realizan un juicio popular contra él, convocado por Olmo, que reaparece tras haber estado escondido en la propia hacienda. Finalmente Alfredo no es condenado a muerte sino que simplemente su figura histórica, el padrone (patrón), queda destruida.

FICHA TÉCNICA DE LA PELÍCULA

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TÍTULO ORIGINAL Novecento (1900)
AÑO 1976
DURACIÓN 314 min
PAÍS Italia
DIRECTOR Bernardo Bertolucci
GUIÓN Franco Arcalli, Giuseppe Bertolucci, Bernardo Bertolucci
MÚSICA Ennio Morricone
FOTOGRAFÍA Vittorio Storaro
REPARTO Gérard Depardieu, Robert De Niro, Dominique Sanda, Stefania Sandrelli, Donald Sutherland, Burt Lancaster, Sterling Hayden, Francesca Bertini, Laura Betti, Werner Bruhns, Stefania Casini, Anna Henkel, Ellen Schwiers, Alida Valli, Romolo Valli
PRODUCTORA Coproducción Italia / Francia / Alemania; Paramount Pictures Release
GÉNERO Drama

Fuente: Wikipedia.org y Filmaffinity.com

http://historiadoreshistericos.wordpress.com/2010/03/05/novecento-una-mirada-historica/


SIGNIFICA AMOR





Para este corazón
que vive encadenado a ti
lo que son simples sugerencias
las transformas en el mandato más hermoso

Pídeme que dejen de correr los ríos
y yo levantaré empalizadas
para que las aguas queden detenidas
y sólo bañen tus riberas.

Pídeme si quieres
que coloque a Venus en tu almohada,
que yo la convenceré en un instante
cuando me presente enamorado y sin equipaje ante ella.

Pídeme que la Luna no se oculte
para que todas las noches
puedas verte reflejada en la cascada
donde te vi por vez primera, espalda desnuda.

Pídeme gritar amor y tu nombre en los Desiertos
para que el eco de las palabras
se cuele por tus ventanas
y tengas el más dulce despertar.

Pídeme crear burbujas de jabón
con besos de color rosa en cada una
que viajen a través del océano
estallen en el cielo y caigan en tu boca.

Pídeme convertirme en rana
para habitar en tu estanque
y esperar que un día llegues
para que con un beso rompas el hechizo.

Pídeme el aire de mis pulmones
que yo así te lo entregaré
dejando en tus alvéolos para siempre
el sabor del aliento de este amor.

Pídeme noches en vela
que batallen con tus pesadillas
y tendrás al borde de tu cama
el Cruzado más valiente y generoso.

Pídeme ser un amante lujurioso
o un sexo mutilado,
Pues si no lo pides tú no siento nada.
Tu eres la Reina de mis deseos.

Pídeme que rompa mitos y tabúes,
Que la pasión sea universal
Que traspase las fronteras de mis limitaciones.
Tu risa siempre pudo con mi voluntad

Pide los querubines del cielo,
que quieres llegar a Skaylar
viajando a través del cosmos
fundida con la gran la savia vital.

Pídeme que te lleve un café a la cama,
que prepare tus toallas, tus perfumes,
que no vea tus labios sin pintar.
Eso es bien sencillo y lo sabes.

Pídeme que descienda del cielo
para prenderte de la mano
y cada miércoles salir de paseo
sonrientes, felices, radiantes.

Pídeme lo que quieras, amada mía,
la sangre de mis venas,
el iris de mis ojos
el aura de mi alma.

Pídeme incluso que haga
aquello que no te gusta que pronuncie
que aún si yo decirlo, sin tú saberlo,
también osaría hacerlo.


Pídeme lo que quieras, amor.
Más no pidas que deje de quererte
y no sólo es que no quiero
es que eso, amor, eso sí es imposible.

(Juanfran)

Leyendas de Córdoba: la torre de la malmuerta.

LEYENDA DE LA TORRE DE LA MALMUERTA


La Malmuerta es una magnífica torre ochavada, con un arco que la une a la ciudad, y hasta cuya altura está maciza: en el interior forma una media naranja, primorosamente labrada de sillaretes, y con una puerta a un lado que da paso a una segunda escalera que dirige a la plataforma que tiene en lo alto. Bajo el arco forma un recuadro y en él las armas reales y una inscripción, casi borrada, en la que se expresa la época de su construcción



Ha servido de prisión de los individuos de la nobleza, y después, en el siglo XVIII, le sirvió al sabio cordobés D. Gonzalo Antonio Serrano para las observaciones astronómicas. ….




No ha sido posible averiguar el verdadero título de la Malmuerta, pues lo que sobre ello se dice es uno de los muchos cuentos con que el vulgo ha entretenido siempre sus ocios, y respecto a este edificio lo ha hecho hasta el punto de creerlo encantado, y decir que “si alguno pasa por bajo del arco sobre un caballo corriendo y puede en su velocidad leer la inscripción que hay en ella, será feliz, porque verá desmoronarse aquel sólido edificio y aparecer ante sus ojos un gran tesoro que entero le será entregado”.



Otra leyenda sobre la Torre dice que “un caballero ascendiente de los Marqueses de Villaseca, mató a su mujer, juzgándola culpable, faltando a los deberes de buena esposa, y que arrojándose a los pies del Rey, éste le condenó a fabricar esa torre en memoria de aquella señora que había sido mal muerta, por tomarse la justicia por si mismo, y que en ella había de acabar su vida, por lo que tardó muchos años en su construcción”

(Teodomiro Ramírez de Arellano, cronista de Córdoba del s. XIX; “Paseos por Córdoba” Editorial Everest, León-Librería Luque-Córdoba-Segunda Edición, 1.973 pags. 90-91)

PARA BÁRBARA


Siento que tus destellos
ahogan mi brisa,
mi brisa que presiento inagotable,
azul, infinita,
límpida brisa de lirismo
inevitable.
Soplo de sueños
que, en mi verso,
se derraman.
Si de tu voz florece la canción,
motivo de tu dar,
si de tus ojos nace la bondad
de abrirme en el verso
un palpitar,
no me dejes ir.


(Santiago Feliú)

sábado, noviembre 25, 2006

LA FUENTE DEL AMOR


Nació como un lamento
en el rincón que el hombre
destina al sentimiento
y rompiendo toda precisión
se hizo grande como el universo en expansión.

Así está hoy la sensación
que tu estás en mi.
Como el jardinero del jardín
cuidas que mis árboles den flores
y a los dolores del vivir,
quitas la agonía.
Del hielo al agua
hasta elvapor,
así está hoy la sensación,
que yo soy sólo tú
eres el camino y yo el andante
sin mas camino que adelante.
Y estando atento en este instante,
sin otro tiempo que el aqui
y ahora soy una sirena
que cayó en la fuente del amor.

(Nacho Cano)

PAGINA 1.505





Hoy desempolve un viejo libro.
Estaba enmohecido y agrietado como mi corazón.

Como sin querer, lo abrí por la página 1.505
y encontré varios pétalos de rosa
secos, como mis ojos, ya casi sin lagrimas.
La penúltima brotó entre mis párpados
iniciando el viaje que recorre la mejilla,
precipitándose al vacío y chocando bruscamente, violenta,
contra un viejo pétalo, tanto tiempo a recaudo,
tanto tiempo tan celosamente guardado.
La debilidad del cuerpo acuoso y salado
fue implacable con aquel trozo de la flor.
Aquella que tuvo color de fortaleza, fragancia de pasión
no resistió a romperse en diminutos fragmentos.
Fue el escenario perfecto para ver en un instante
un corazón hecho pedazos por la ausencia.

Cerré el libro, acelerado, angustiado,
pues no me quedan más que unos pocos pétalos.
Esos pocos recuerdos, y la última lágrima.
La reservo escondida como un tesoro
para, cuando igual que el rocío
bañaba una rosa llena de vida,
pueda yo pueda derramarla confundida con las tuyas.
Y al caer sobre la página 1.505
los pétalos retornen rojos, como antes,
como la sangre, como el corazón.


(Juanfran)

viernes, noviembre 24, 2006

EL RINCON DE LA MAGIA






Como al entrar en un gran museo
inundado tan sólo de belleza.
Cuando estás rodeado
de imaginación plasmada en alabastro,
en un lienzo, en una madera noble,
y pasas de largo ante la pieza más bella.

Y así, tantas y tantas veces,
sigue allí pero no la ves,
la más preciada, el orgullo de cualquier colección.

Y de pronto, un día, la observas.
Te fijas en esa pequeña estatuilla de mármol,
los ojos se paralizan, la mirada se clava,
ignoras el cartel de “prohibido tocar”
y acercas tu mano a la fría piedra,
fría, como un poema de muerte.
Una estatuilla de esas con forma de Mujer,
Curvas y más curvas, redondeces.

Algo es inalcanzable hasta que lo agarras.
La escondí bajo mi ropa,
la secuestré para hacerle un hueco
en el rincón de mi más preciados objetos.

Coloqué la estatuilla en un pedestal.
Resultaban grotescas las formas del basamento
ante la belleza de la pieza.
Con mimo, con sumo cuidado,
dí brillo con un pañuelo de algodón
a los senos de la mujer representada.
Debió de ser bella, muy bella,
la criatura que posó para el artista.

Coloqué sándalos en sus laterales
Escritos de plegarias Tibetanas,
Monedas de plata, alhajas,
Velas de colores, pétalos de Rosa,
Jazmines, aceites con exóticos aromas,
una violeta,
hasta Oro, Incienso y Mirra por si acaso,
en mi absurda pretensión
de dar la vida a algo inerte.

Cada amanecer, sigiloso,
intento sorprenderla.
Estoy seguro que en su mágica noche
se transforma a la vida.
Pero es inútil, en vano,
Siempre la encuentro ahí, inmóvil,
Misteriosa, sonriente,
Esperando que la frote de nuevo,
Para que no palidezca su brillo,
Para que resalte su belleza.

Dar vida a una estatuilla,
¡otros por menos fueron a la hoguera!
Mas yo, cada noche,
la contemplo, le sonrió,
le ruego una señal.
Y en mi mente, una imagen:
La Musa imaginaria, su foto, si, la veo.


(Juanfran)

miércoles, noviembre 22, 2006

ELENA






Regresé al rincón de aquella Plaza
y todo estaba igual, nada cambió,
los mismo edificios, la misma fuente
las mismas flores...el mismo balcón.

Aquel rincón donde esperaba noche tras noche,
donde coloqué una bandera con nuestros colores,
donde me mojó la lluvia, donde me helé de frío,
donde despertó la primavera, donde me abrasó el sol

Esperaba a veces que llegara la noche,
ver como se encendían las luces de tu casa
y tu silueta paseaba por toda la estancia
sin tomar forma real en la ventana.

El bullicio ocupaba la plaza, con risas y aplausos,
los niños corrían y sus padres tras ellos,
los novios se besaban, la orquesta tocaba
y el rincón.... me cobijaba

Ese rincón mío, nuestro,
que despedía a los borrachos, que saludaba al Sereno
mientras los adoquines brillaban mojados
y una suave brisa inundaba la noche estrellada.

Fueron tantos días, fueron tantas noches
que ese rincón fue mi segunda Patria,
la Patria de quien emigró por amor
y nunca le otorgaron un visado.

Hoy regresé y las ventanas aun están cerradas,
la luz apagada, las cortinas corridas.
Tal vez la casa ya está vacía,
quizás ya te hayas marchado también
como yo hice aquella noche de Otoño.
Tras esperar toda una vida, huí....
Y sólo hay dos razones para huir: la cobardía,
y la que nadie remedia: el dolor.


(Siéntate junto al arroyo, tira una piedra y mira las ondas en el agua; de igual manera se extiende mi pasión por ti)
(Juanfran)

lunes, noviembre 20, 2006

LOS PORTADORES DE SUEÑOS







En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.
Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.
Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.


Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores
de profecías habladoras de catástrofes.
los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso es antigua
en el corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban
y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también había engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.
Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales
tuvieron algo que ver con esto.
La verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se ayudaban
en el arte de querer y en la defensa de la felicidad.
Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
de todas partes venían a impregnarse de su aliento
de sus claras miradas
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños
soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.
Son peligrosos
—imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos
—decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos
—murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos
—imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos
—decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos
—murmuraban los artífices de la guerra.
Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías
y por eso defendían su vida aún con la muerte.

Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches
y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.
Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños
que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.
Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías


(Gioconda Belli)

domingo, noviembre 19, 2006

PASA SIN LLAMAR




Cuando pronuncias mi nombre
estás llamando a la puerta secreta,
a la que a nadie entregas la llave
a la habitación oculta que ninguna otra conoce.
Y tú te adentras impetuosa,
sin respeto a las normas del corazón,
sin temor a las flechas de cupido.
Tu voz quema mis oídos,
su sonido se retiene en mi memoria,
susurros que precipitan la locura,
adjetivos prohibidos en los manuales cotidianos.
Y llamas de nuevo, insistes,
llamas sin cesar y fuerzas la cerradura,
y contemplo sin pudor
como invades mi templo privado
contemplando como te deslizas hacia dentro,
boquiabierto, perplejo,
en inútiles intentos de impedirlo,
¿o quiero morir en el intento?
Cuando entres, cierra la puerta,
echa la llave y el cerrojo,
ahí fuera hace tanto frío….
(Juanfran)

LA ESPESA BRUMA





El agua caliente resbalaba por mi espalda
caía con fuerza sobre mi nuca
mientras mis codos se apoyaban en el azulejo
y mi frente hacía acomodo en mis muñecas.

El espejo del baño estaba empañado.
Todo estaba invadido por el vapor.
En ese instante, invitado por esa densa niebla
cerré mis ojos, y te pensé, te imaginé.

Estabas sumergida en una gran bañera,
en un cuarto alumbrado sólo por velas rojas.
Las varitas de sándalo perfumaban tu presencia
y tu imagen se reflejaba en el agua.

Pusiste la esponja sobre tu frente sudorosa,
con los ojos cerrados, apretaste la mano y el agua corrió por tus mejillas,
bajaba por tu pelo, por tu cuello, por tu boca
y sorprendí la última gota robándola de tus labios.

Sonreíste y tus manos hicieron presa mi cabeza,
me fundiste con tu boca, con tu lengua,
me dijiste “amor mío, estás aquí”,
y una lágrima jugueteó con tus pestañas.

Me ofreciste la esponja y el jabón
de esa forma que tu sólo sabes ofrecerla,
querías que yo bañara tu cuerpo, que lo mojara,
que hiciera estremecer tu piel.

Suavemente frotaba tus hombros,
dibujaba burbujas de jabón sobre tu pecho
y tu respiración cada vez era más lenta, más profunda
y la dureza de tus pezones mostraba agradecimiento.

Sobraba la esponja, y mi mano en el agua
buceó por tu vientre, por tu costado,
acariciando tu ombligo, tu pubis
deseosa de posarse en tus secretos.

Acaricié tu sexo caliente y palpitante,
y tus ojos se cerraron, apretando los párpados,
tus dientes mordieron tus labios
y tus gemidos se volvieron roncos.

Arqueaste el cuerpo y suspirabas.
Abriste los ojos y me buscabas allí,
confundido en el espeso vapor.
Ya no estaba, y el espejo seguía empañado.

Abrí los ojos para mirarte
y sólo vi mis brazos apoyados en el azulejo.
Un día más cerré el grifo del agua caliente.
Se fue el vapor, se esfumó el sueño. Hasta mañana
(Juanfran)

sábado, noviembre 18, 2006

EN SILENCIO





¿Qué encuentro?
Podría decirlo de mil formas
como divagar sin decir ninguna.

Pero un beso, un beso…

A veces conseguí
sentirme tan cerca de mí, de ti,
regalándote en estos trozos de roja carne
lo único que siento con los ojos cerrados.
Y si retornara a la adolescencia
pensaría en aquel boca a boca
cuando salvabas la vida
al naufrago tendido en la arena.
O en aquel sabor a fresa
no se bien si por carmín
no se si por aquellos chicles
que disimulaban olor a tabaco

Los besos…

A veces, una figura de mujer
que se pierde en la noche
y te deja en vela, paladeando,
buscando el sabor de un nuevo beso.
El beso, supongo,
del “hasta mañana” de los novios
esperando el beso del día siguiente
mientras la margarita va marchitándose.

El deseo, siempre el deseo,
sin fronteras para besar
lo anatómicamente besable
o lo realmente intangible

La soledad y un beso
de tus labios en mi hombro
al despertar de madrugada
y ver que te has ido.
La soledad, maldita,
dibujada como una “m” suave
con tu barra de labios en el espejo,
un beso frío y brillante.

Los besos de compromiso
antes de girarnos en el lecho,
los besos que buscan respuesta
cuando me clavas la mirada.

Los besos salados en el andén
siempre son los más largos
tienen que durar todo el viaje
para encontrar la misma boca de vuelta

Pero de todos, extraño los primeros.
los de la biblioteca, los del parking,
los del vestido de novia, los del parto,
los del entierro, los del primer sueldo,
los de la playa, los de mis miedos,
nuestros besos eternos dentro de un coche.

Ahora es buen momento, tal vez preciso,
para cerrar de nuevo los ojos
regresar a lo desconocido y preguntar
Y tú ¿Qué buscas?

(Juanfran)

viernes, noviembre 17, 2006

A MI LADO


http://www.youtube.com/watch?v=lKpVsE2xTCg

Acuéstate a mi lado en esta noche
en que la soledad ya nos hermana.
Acuéstate a mi lado en esta noche
para poder amanecer mañana.
No me entregues amor
si no lo sientes.
No me entregues
un cuerpo enajenado.
Entrega el corazón
por una noche,
tu calor, tu silencio, tu mirada.

No demores que el frío va calando
la pena que nos llega con el viento.
Huyamos de la calle que nos mata
como dos marginados de estos tiempos.

Yo no te ofreceré nuevos placeres
ni siquiera monedas que convencen.
Te ofrezco acompañar la madrugada
que yo creo que sientes y que siento.

Cuando al fin amanezca
y otros días, vengan a dar
la luz de un nuevo aliento
esta noche será cual sentimiento
que no he vuelto a sentir
en esta vida.


(Pablo Milanés)

miércoles, noviembre 15, 2006

LA BOCA


Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches

un resplandor rojo y blanco.

Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos fúlgidos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.

Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.

¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!

Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado.

He de volverte a besar,
he de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.

Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.


(Miguel Hernández)

lunes, noviembre 13, 2006

CUANDO VUELVAS





Cuando vuelvas
aquí estaré esperando, nervioso,
con el desayuno dispuesto,
los cubiertos formando un corazón
y en tu taza de café, una pequeña rosa
que haga juego con el olor de tu cuerpo.

Cuando vuelvas
te esperaré semidesnudo,
sólo mi piel por vestimenta,
deseando volver a tenerte en mis brazos
y levantarte por los aires
para cruzar el umbral de nuestra casa.

Cuando vuelvas
inventaré un día de veinticinco horas
pronunciando “cinco” como te gusta,
multiplicando por “cinco” las veces
que nuestros cuerpos se amarán
en un día haremos temblar la tierra.

Cuando vuelvas
podré cuidarte de nuevamente
cubriendo tus manos, tu espalda,
tus piernas, tus pies….
con el aceite que guardé para ti
el primer día que escuché tu risa.

Cuando vuelvas
sé que dormiré en el edén,
pues el edén son tus brazos en mi cintura.
El edén es besarte mientras sueñas,
el edén es que una caricia tuya me despierte.

Cuando vuelvas
inventaremos nombres de niña
mientras mis labios se posen en tu ombligo,
mientras tú derrames sólo una lágrima azul
y me pidas hacer el amor de nuevo.

Cuando vuelvas
nos burlaremos del ayer,
y el ayer nos parecerá hoy,
y para el mañana siempre habrá tiempo
pues el tiempo ya estará detenido.

Cuando vuelvas
las paredes serán de nuevo felices
con el eco dulce de tu voz
y el brillo de tus ojos negros
será luz para las flores del jardín.

Cuando vuelvas
no te vayas nunca más:
se que sin ti moriría.


(Juanfran)

RAILES MOJADOS







Aquí estoy, pensativo
sentado en el andén de la estación.
Mis pies, cercanos a los raíles del tren
están presos de unos zapatos raídos,
gastados por la distancia recorrida.
Mi gabardina mojada da más frió aun a mi piel,
no en vano mi corazón está como un bloque de hielo.
Dejo resbalar la lluvia por mi frente,
eso enfría mis pensamientos.
La espesa niebla casi no deja ver los faroles,
los relojes, las luces intermitentes
y el humo de mi cigarrillo se funde en ella
en esa larga espera, triste espera.
Pasan veloces las locomotoras,
la cortina de aire mueve mi cabello
y una chispa de la catenaria
ilumina un instante mi rostro,
pálido, ojeroso, enfermo de esperanza.
¡Que tristes son los andenes!
Cuantos trenes van pasando,
y como siempre, no subo a ninguno.
Y si lo tomé,… que corto fue el trayecto.
En la oscuridad, como si fuera un flash
contemplo el rápido paso de un vagón
donde dos amantes se besan,
y yo maldigo su suerte, y los envidio.
¿Cuál es mi billete? ¿Qué tren tomo?
siempre la misma pregunta, la misma duda.
Me gusta ese tren antiguo, ese descolorido:
¡Venga….atrévete….!
Y cruzo presuroso el entramado de acero
subiendo y buscando un lugar donde sentarme.
Si…es bonito viajar en tren
es romántico, invita a jugar con la imaginación.
No, no….es más bonito viajar en compañía.
Hay un asiento libre a mi lado….
este viaje… ojalá dure 30 días
en un calendario que no tiene páginas
que no tiene principio ni fin.
Solo, con mis zapatos agujereados,
mi gabardina, mi pelo mojado
y a mi lado, un asiento vacío,
donde dejé posar con ternura una Rosa,
ahora será mi compañera en todo el trayecto.

(Juanfran)





Tus piernas

Tus piernas parecen las alas de una mariposa.
A veces se estremecen como si quisieran desprenderse de la luz
que las sorprende en la lámina de la tarde.

Tus piernas tienen el rubor de la mañana.
Hacia ellas vuelan deslumbrados los deseos de la noche.

Tus piernas unen dos distancias insalvables.
A un solo paso el infierno y el paraíso.

Tus piernas tienen el sonido del fuego
cuando llegan y de la lluvia cuando se van.

Tus piernas cruzan la luna de dos horizontes.
La sombra hechiza su misterio.

Tus piernas se asoman, largas y torneadas,
por la corta falda que anuncia el verano.
La estación del sofoco.

Tus piernas son un peligro para el orden público.
Congregan las miradas a su paso,
con los consiguientes atascos púbicos.

Tus piernas no son un templo
y, en cambio, ante ellas oran
los adoradores de Venus.

Tus piernas escriben su destino.
En cada paso que dan busco mi nombre.

Tus piernas no soportan las medias tintas.
Puede que por ello, así de desnudas,
estén llenas de enigmas y misterio.

Tus piernas nada saben de los espejismos que crean.
Cada caminante ve en ellas una ciudad diferente.

Tus piernas están hechas para cabalgar sobre el viento.
En ningún lugar hallarán reposo.
Pobre del ingenuo que sueñe con retenerlas.

Tus piernas son dos verdades que interrogan
y sacan los colores a la costumbre.

Tus piernas nunca se convertirán
en el nudoso tronco de un árbol,
como una Dafne cualquiera.
El fuego está condenado a la ceniza y a la arena.

Tus piernas buscan la plenitud.
Por eso huyen de cada instante agotado
y dejan el rastro de su quemadura.

Tus piernas son un espejo que también sueña con duplicarse.
Tus piernas juegan a las adivinanzas.
¿Qué se esconde detrás de los ojos que logran inquietarlas?

Tus piernas fueron requeridas para probar un zapato viudo.
Pero tus pies no tenían la huella de una cenicienta.
Desde entonces más de un príncipe sueña
con poder rescribir su historia.

Tus piernas avanzan quedamente, muy despacio.
Aún no me explico por qué deslumbran como relámpagos.

Tus piernas arrugan el abrigo de invierno.
Se insinúan por sus pliegues dolorosos.
Así protestan por el largo asedio del frío.

Tus piernas son un río
en el que nadie acaricia dos veces la misma orilla.

Tus piernas emiten señales luminosas en medio de la noche.
Aunque resulta inalcanzable
para la mayoría de los náufragos
la tierra que prometen.

Tus piernas están en permanente peligro.
Ariadna es mujer envidiosa
y además hace tiempo que desea
congraciarse con el Minotauro.

Tus piernas —me ha dicho un médico forense—
no dejan de ser una necesaria relación
de huesos y músculos envueltos por la piel
como un paquete de regalo.
Qué visión tan lamentable de un prodigio.
La misma que sobre la poesía tienen
algunos críticos literarios.

Tus piernas también miden el paso del tiempo.
Saben que el final del camino no admite exceso de equipaje.
Apenas un rastro de arena, un perfume…
ya sin memoria.

Tus piernas alimentan el viejo mito del retorno.
¿Quién no soñó con volver a ser un niño o Tarzán
—el hombre simple y bueno—en medio de la naturaleza?

Tus piernas son muy sofisticadas
con medias de seda y tacones estrechos.
Siempre tuvieron andares de reina.
Y, de vez en cuando, les gusta enseñar su corona.

Tus piernas se despiertan como si nada hubiera sucedido.
Levantan el vuelo de las sábanas
sin sobresaltos, casi sin hacer ruido,
de regreso a su laguna.

Tus piernas en la sombra de la alcoba, son las más diestras.
Las que imprimen velocidad al centauro.

Tus piernas cortan como tijeras
lo que consideran innecesario.
No nacieron para las cadenas,
tampoco para los naufragios.

Tus piernas fueron a explorar nuevos territorios.
Si alguien desea saber por dónde andan esta noche,
que pregunte a la otra cara de la luna.

Tus piernas entran en la oficina.
Los empleados inclinan la cabeza con indisimulado respeto,
para contemplarlas con más detalle.

Tus piernas más que adornos
llevan puestos los cepos de Diana.
Con calculada precisión enseñan los ligueros
que besan sus líneas más secretas,
de los que cuelgan los ojos desgarrados
y ornamentales de más de un pájaro.

Tus piernas recuerdan que la vida es corta
y demasiado larga su belleza.

Tus piernas desnudas incitan
a desnudarlas de nuevo.
Quién pudiera alcanzar su desnudez última
para vestirlas de nuevo y comenzar a desnudarlas.


Tus piernas han recorrido la mitad de su belleza.
Que el tiempo no se detenga, porque la eternidad es este instante.

Tus piernas cruzan el bosque. El lobo feroz llora de impotencia.

Tus piernas no precisan un espejo mágico.
Les basta la unanimidad de los videntes.

Tus piernas son de diosa.
Y ya se sabe lo que pasa con las piernas de las diosas,
que bajo sus mármoles fríos arde el fuego de las bacanales.

Tus piernas inventan un argumento cada día.
Aunque el sol se ponga por el mismo horizonte.

Tus piernas por mi vida.
Ya sé que resulta anticuada esta propuesta.
Pero, ¿quién no desea habitar en el paraíso?

Tus piernas están de compras por los grandes almacenes.
Se mueven con rapidez por las secciones,
flexionan sus rodillas, elevan sus talones y arrastran el peso de la tarde.

Tus piernas no tienen dueño
y sí muchos perros que les ladren.
Tú misma desconoces el lugar adonde han de llevarte.

Tus piernas en el otoño parece que también se deshojan.
Qué dulce la savia del olvido.

Tus piernas son el pecado, la tentación de cada día.
Los renglones torcidos que todo lo enderezan.

Tus piernas barajan la suerte marcada de los afortunados.
En esa partida el azar apenas decide.

Tus piernas centran el punto de mira.
En vano un locutor de televisión anuncia el cese de hostilidades.

Tus piernas impregnadas en aceite con el dorsal de la indiferencia.
Largo va a ser el maratón de la noche.

Tus piernas danzan sobre la pradera de un bar.
Enmudecen los tambores, fascinados.

Tus piernas duermen bajo el sol del verano.
Que nadie las despierte, para que mi sueño no se desvele.

Tus piernas en el jardín. Lejos queda el otoño.

Tus piernas a veces amanecen tristes como dos gatas melancólicas.
La luz del día se parece entonces a un roedor insaciable.

Tus piernas, aunque inmaculadas,
son de este mundo.
Por eso inquietan tanto a los santurrones y a los arcángeles,
que ante su contemplación padecen más de un rigor místico.

Tus piernas se ponen en marcha.
Como una perrita faldera la luna las sigue.
Tus piernas son felices descalzas,
sin ataduras, ni huellas permanentes.

Tus piernas vibran en el arco de la playa.
Qué héroe no soñó con unas flechas tan audaces.

Tus piernas no cuentan historias,
ni se defienden de las miradas de la gente.
La belleza suele ser así de silenciosa.

Tus piernas se mueven como las hojas de un libro abierto.
Quién pudiera descifrar los signos de sus deseos.

Tus piernas provocan el vértigo o un dulce sosiego.
Abismo y remanso en la misma orilla.

Tus piernas huyen irremediablemente.
Los segundos acompasan sus pasos.

Tus piernas pueden ser trágicas.
Conocen demasiado bien la trama de la comedia.

Tus piernas puntuales recorren la esfera del día
y revelan la hora con más precisión que un informe sociológico.

Tus piernas niegan las profecías.
Son la insurrección de la carne que resucita a los muertos que las miran.

Tus piernas caminan descalzas por la playa,
descalzando la arena que no puede atarles los cordones de sus zapatos.

Tus piernas detestan el tacto frío.
Las manos de manual con fe de erratas y otros roedores.

Tus piernas quiebran cualquier simetría.
Son la atracción de los contrarios.

Tus piernas dos caminos o una luna partida.
La promesa del hallazgo o del encuentro.

Tus piernas se burlan del principio de autoridad.
Conocen demasiados finales que lo niegan.

Tus piernas suben la escalera repicando en la campana de su falda.
Llamando a la oración de los sentidos.

Tus piernas esta noche.
¿Quién puede envidiar la realidad de otro sueño?

Tus piernas en el infierno.
La tentación de los ángeles.

Tus piernas conocen demasiado bien la pobreza,
por mucho que sus árboles se vistan de reales académicos.

Tus piernas están llenas de metáforas,
como versos infinitos.

Tus piernas ponen a prueba la lucidez.
Heracles jamás pudo conquistarlas por la fuerza.

Tus piernas son la viga del ojo ajeno,
que sólo ve la paja de sus muslos bellos.

Tus piernas tendidas en la hierba.
Los árboles de sombra, las flores, la fuente de agua fresca
que rumorosamente corre…
Aparece el locus amoenus donde ellas se detienen.

Tus piernas no ven por delante el mundo.
Se conforman con caminar a su lado, paso a paso con su montera.

Tus piernas pueden conceder la inmortalidad de una noche.
Nada podrá hacer el gusano, ni el viento que dispersará su arena.

Tus piernas tejen un tapiz prodigioso,
para que el pobre Ulises pueda, al menos, consolarse los ojos.

Tus piernas son una visión del mundo.
La realidad también puede ser hermosamente intensa.

Tus piernas alimentan los monólogos interiores,
dando pábulo al condenado que a duras penas sobrevive.

Tus piernas tienen el rumor del agua que corre
por la imaginación y el recuerdo.
Así calman, piadosas, la sed del sediento.

Tus piernas bajo la parra sombreada de su falda,
proclaman la primavera. El fruto inagotable de la dicha.

Tus piernas son el mejor deseo.
A su lado la tierra es leve.

Tus piernas en la edad de lo posible.
Bajo su sombra todo florece.
Tus piernas se llevan la luz de la tarde.
Inquieto y famélico, un viento frío olisquea los rincones.
La noche nace huérfana.

Tus piernas me han enseñado la ciudad de la alegría.
Ésta tan triste que ahora recorro con el paso cambiado.

Tus piernas ponen mi corazón en un puño.
El mismo que desea abrir sus dedos
—o mejor sus alas— para liberar su latido.
Y yo sé muy bien por dónde.

Tus piernas vienen de ida y van de vuelta.
La luna ilumina su mediodía y el sol las sombras de su plenilunio.

Tus piernas esperan el verde guiño del semáforo.
Pasan vertiginosos los coches, ciegos en su sentido.

Tus piernas doblan la esquina de la calle.
Una nueva página comienza.

Tus piernas se sumergen en el mar.
Brillan las olas iluminadas.

Tus piernas señalan el rumbo de la aventura.
Tienen el mapa de la isla del tesoro.

Tus piernas también encierran más de una contradicción.
En algunas ocasiones afirman lo que niegan.

Tus piernas sobre el diván.
La negación del psicoanálisis.

Tus piernas se parecen tanto que me equivocan,
cuando se cruzan en mi mirada.
Y nunca sé si es la derecha la que se adelanta juguetona bajo la piel del zapato,
o es la izquierda la que no pierde pie sobre la tierra que pisa.
A veces me pregunto si tienen deseos gemelos.

Tus piernas aman la verdad de las manos
que buscan la verdad y se afanan por encontrarla.
Tus piernas proyectan su sombra por la luz del mediodía.
Mis manos van en su busca, asombradas.

Tus piernas parecen las alas de una mariposa.
Entre los dedos dejan el color
inolvidable de su ausencia.


(Ricardo Labra)

viernes, noviembre 10, 2006

ANOCHE (Rosa)





Ayer te esperaba junto a la ventana de nuestro dormitorio. Entraste tan sigilosamente que apenas te oí llegar; solo sentí la caricia de tus manos en mi nuca, y me giré. Estabas tan hermosa, tan bella: bellísima, creo que la más bella entre las bellas. Esa sonrisa dulce, acaramelada que siempre me ofreces generosamente, ayer era aun más radiante, tu carita estaba iluminada, y un pequeño haz de luz hacía de las formas de tu cara un semblante mágico, divino.


Era todo tan hermoso que no había otra alternativa que entregar nuestros cuerpos a la pasión, hacernos el amor como sólo nosotros sabemos: con fuerza, pero con dulzura; con lujuria pero delicadamente; como dos fieras en celo pero con garras de seda. A nuestra manera, la nuestra.

Nuestras bocas se encontraron entre la mañana y la noche, deseosas de los otros labios, para saborearse, para sellarse, enlazar lengua y labios y paladear hasta el mismo aliento contenido. Tu cabello casi cubría mi cara, cobijando el momento, creando intimidad en nuestros rostros, la intimidad necesaria para pasar mis dedos por tus hombros y dejar caer los tirantes de tu vestido blanco, mientras tu ropa volaba lentamente hacia el suelo, quedando tu cuerpo desnudo como una joya de museo guardada a buen recaudo en el centro de mi habitación, mientras la música de Joao Gilberto acariciaba nuestros sentidos: “Pra Machucar Meu CoraÇao”.

Tu cuerpo: mi deseo, mis sueños, mi desvelo, mi locura. Mis manos, tus manos, tu piel, mi piel, mis gemidos, tus susurros, nuestros cuerpos: dentro de ti, unidos, la pasión fundida en una sola carne.

Sentada sobre mi cuerpo tendido, apretando tu cintura y tu sexo contra el mío, tus manos en mi pecho y mis manos en los tuyos, los jadeos acelerados que anunciaban la llegada a la cima, hizo que el reflejo de la luna sobre tu pelo y tu cuerpo fuese la imagen que hoy no deja descansar a mi memoria: tu cuerpo arqueado y el mío convulsionado cuando el orgasmo más profundo nos recorrió desde los talones a las sienes, erizando cada milímetro de piel.

Y al final ….al final solo quedaron dos cuerpos sudorosos, abrazados, pechos acelerados, incluso lágrimas de felicidad.


(Juanfran)


POEMA 22


Esto que te advierto mujer es serio
así no puedas escuchar mi tono amenazante:
no vuelvas a ocupar mi cuarto
porque no respondo por mis actos.

De seguro te tomo entre mis brazos
te levanto
te cargo
te meto en mi cama
y te desvisto
me acuesto a tu lado y te descubro
te recorro
te palpo
te conozco
aprendo de memoria las formas de tu cuerpo
y te beso de los pies a la cabeza.
(Posiblemente yo me gaste
la noche de este modo).

Sin duda alguna te leo mis versos
y te canto los cantos escritos en tu nombre.
Luego suprimo mis palabras
y simplemente te amo
te acaricio
te penetro
espero a que te duermas
y te siento cerca.
(Posiblemente más tarde
yo también me duerma).

Cuando amanezca te susurro un hola
y te ofrezco la promesa
de no hacerte-nunca más-esta advertencia.

(Miguel Rash-Isla)

jueves, noviembre 09, 2006

EL PERRO COJO


(A los recuerdos de la niñez, a lo vivido y a lo aprendido.
Para Rosa y Carlota, con todo mi corazón)













La pata coja colgando,
como una inútil piltrafa
pasó el perro por mi lado
un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros
pobres de sangre y de estampa
nacen en cualquier rincón
de perras tristes y flacas
destinados a comer
basuras de plaza en plaza.
Si pequeños por el qué.
fino y ágil de la infancia,
baloncitos de peluche,
tibios borlones de lana.
Los miman, los acurrucan
los sacan al sol, les cantan
...de mayores por el qué
conque se les fue la gracia,
los dejan a su aventura,
mendigos de casa en casa
sus hambres por los rincones
y su sed sobre las charcas...

¡Y que tristes ojos tienen!,
¡Que recóndita mirada!,
como si en ella pusieran
su dolor a media asta
...y se mueren de tristeza
a la sombra de una tapia
si es que un lazo no les da
una muerte anticipada..
Yo le llamo:”ven no te hago nada”
todo orejas asustadas
todo hociquito curioso
todo sed, hambre y nostalgia,
el perro escucha mi voz
olfatea mis palabras
como esperando o temiendo
pan, caricia o…. pedradas.
No en vano lleva marcado
un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar...,
dócil a medias avanza,
moviendo el rabo con miedo
y atrás las orejas gachas.

Chasco los dedos le digo:”Ven aquí no te hago nada
anda, vamos ven aquí...”
y ¡adiós! a la desconfianza
que ya se tiende a mis pies
a tiernos aullidos habla.
Ladra para hablar más fuerte
salta, gira, gira, lloran, ríen, ríen, lloran.
Lengua, orejas, ojos, patas
y el rabo es un incansable abanico
de palabras
es su alegría tan grande
que mas que hablarme
me canta.
Alguien le ha dicho...
“ven aquí, no te hago nada “
y le nacen de alegría
aullidos como palabras
solo su patita coja,
no puede decirme nada


¿Que piedra te dejo cojo?
malaya………,
el perro me entiende,
sabe que maldigo la pedrada
aquella pedrada dura
que le destrozo la pata y
con el rabo me esta
agradeciendo la lastima.
Pero tú no te preocupes,
ya no ha de faltarte nada,
yo también soy callejero
aunque de distintas plazas
y a patita coja y triste
voy de jornada en jornada
las piedras que me tiraron
me dejaron coja el alma.

Entre basura y tierra
tengo mi pan y mi almohada
¡vamos pues! ¡perrito mío!
¡vamos! ¡anda que te anda!
con nuestra cojera a cuestas
con nuestra tristeza en andas.
Yo por mis calles oscuras
tú por tus calles calladas
tú la pedrada en el cuerpo
yo la pedrada en el alma.
Y cuando mueras amigo
yo te enterraré en mi casa
bajo un letrero que diga:
“AQUÍ YACE UN AMIGO DE LA INFANCIA.”


Y en el cielo de los perros
pan tierno y carne mechada
te regalara san roque
una muleta de plata...
¡compañeros! Si los hay
¡amigos! Donde los haya,
mi perro y yo por la vida,
pan pobre, rica compaña.

Era joven y era viejo
por mas que yo lo cuidaba
el tiempo malo pasado
lo dejo medio sin alma,
fueron muchas hambres juntas,
mucho peso para sus tres patas.


Y una mañana en el huerto,
debajo de mi ventana,
lo encontré, tendido, frió,
como una piedra mojada...
Como un duro musgo,
el pelo con el rocío brillaba.

Ya estaba mi pobre perro
muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros, se fue,
anda que te anda,
las orejas de relente
y el hociquito de escarcha...
portero y dueño del cielo,
San Roque en la puerta estaba
ortopédico de mimos,
cirujano de palabras,
bien surtido de recambios
con que curar viejas taras.
Para ti un rabo de oro
para ti un ojo de ámbar
tú, tus orejas de nieve
tú, tus colmillos de escarcha,
tú ... ¡y mi perro le reía!
tú,... ¡tu muleta de plata!..

Ahora ya sé, por que esta
la noche agujerada
¿estrellas? ¿luceros? ¡no!
es mi perro que cuando anda,
con su muleta va haciendo,
agujeritos de plata.



(Manuel Benítez Carrasco)

La prueba

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